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¡A trepar, pensar y saltar! Subir y saltar no solo es divertido, también es una forma fantástica de fortalecer el cuerpo y la mente. Mientras escalan, los niños desarrollan fuerza física, aprenden a tomar decisiones y resuelven pequeños desafíos que estimulan su autonomía. Y al llegar a lo más alto, nada mejor que un gran salto para activar músculos, huesos… ¡y carcajadas! Porque cada aventura comienza con un paso… y termina con un ¡salto valiente!
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